La revelación, que arroja nueva luz sobre los grandes
esfuerzos científicos para validar el evangelio, se hizo pública en la
245 edición de la Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad
Americana de Química.
Hubiera sido más difícil discernir si el Evangelio de
Judas es auténtico sin ese estudio sobre la boda egipcia "Si no hubiéramos
encontrado un estudio del Louvre sobre la boda egipcia y contratos de la
tierra, que eran de la misma época y tenía tinta similar a la utilizada
para grabar el Evangelio de Judas, hubiera sido mucho más difícil discernir si
el Evangelio es auténtico", dijo Joseph G. Barabe, microscopista
investigador principal de McCrone Asociados.
Este experto que lideró un equipo de análisis de
cinco científicos que trabajaron en el proyecto de McCrone, un laboratorio
de consultoría en microscopía y microanálisis en Westmont, Illinois, explicó:
"Ese estudio fue la pieza clave de evidencia que nos convenció de que la
tinta del evangelio era probablemente correcta".
El equipo de Barabe fue parte de un esfuerzo
multidisciplinario organizado en 2006 por la National
Geographic Society para confirmar la autenticidad del Evangelio
de Judas, que fue descubierto a finales de 1970 después de haber estado
oculto durante casi 1.700 años.
El texto, escrito en copto egipcio, es convincente
porque, a diferencia de otros relatos bíblicos que presentan a Judas Iscariote
como un traidor vilipendiado, sugiere que Jesús pidió a su amigo, Judas, que
le entregara a las autoridades.
Después de analizar una muestra, Barabe y sus colegas
concluyeron que ese evangelio fue escrito probablemente con una forma
temprana de tinta ferrogálica que también incluyó hollín negro de humo
fijado con un aglutinante de goma.
Aunque este hallazgo sugiere que el texto podría haber
sido escrito en el siglo III o IV, los investigadores se quedaron
perplejos por una cosa: la tinta de hierro o de agalla utilizada en el
evangelio era diferente a cualquier cosa que vista antes.
Generalmente, las tintas de hierro o agalla, al menos
en la Edad Media, se hicieron a partir de una mezcla de sulfato de hierro y
ácidos tánicos, como los extraídos de nuez de agalla de roble. Pero la tinta de
hierro o agalla utilizada para producir el Evangelio de Judas no contiene
azufre, algo que, según Barabe, es preocupante.
"No lo entiendo. Simplemente no encaja con nada
de lo que había visto en mi vida. Fue uno de los momentos de más ansiedad que
se ha producido en los proyectos que he tenido. Me he despertado por la
noche tratando de averiguarlo. Estaba buscando desesperadamente
respuestas", explicó este experto.
La tinta del evangelio de Judas es "un eslabón
perdido" de transición entre las del mundo antiguo y las de la Edad Media
En última instancia, Barabe encontró una referencia en un pequeño estudio
francés realizado por científicos del Louvre que analizaron un matrimonio
egipcio y registros de tierras escritos en copto y griego y datan de
principios del siglo III.
Para gran alivio de Barabe, esos científicos habían
determinado que un certificado de boda y otros documentos fueron escritos en
tinta hecha con cobre, pero poco o nada de azufre.
"Encontrar ese estudio y darse cuenta de sus
implicaciones, inclinó mi opinión un poco en el sentido de que era apropiado
para la época", dijo Barabe.
"Mi recuerdo de esa experiencia sigue siendo muy
intensa. Tuve una repentina sensación de paz, de que las cosas estaban bien y
de que podía presentar mis datos sin escrúpulos", agregó este
investigador.
Barabe ahora sospecha que la tinta utilizada en el
Evangelio de Judas fue probablemente transitoria, un "eslabón
perdido" entre las tintas a base de carbono del mundo antiguo y las
tintas de la vesícula (hechas de hierro con sulfato de hierro) que se hicieron
populares en la época medieval.
Vía: 20 Minutos
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